Frente a los despidos masivos y otros resultados desastrosos para la economía mundial, el Grupo de los 20 países más poderosos se reunieron en Londres para encontrar una solución y hacerle frente a la crisi mundial. Así, los participantes en el cónclave del G-20 resolvieron destinar 250 mil millones de dólares para impulsar el comercio global y 100 mil millones de ayuda extra para los países más pobres.

Durante la reunión hubo discrepancias sobre cuál debería ser el plan a seguir, si dar prioridad a la regulación del sistema financiero internacional o si seguir con los estímulos fiscales para impulsar la economía.

En síntesis se decidió acabar con el secreto de los llamados paraísos fiscales e incrementar las regulaciones dentro del mundo financiero, así como aplicar sanciones a los que no cumplan las reglas internacionales. Es decir, desterrar el proteccionismo y la libre actuación de los bancos.

Se acordó aportar más de un millón de millones de dólares para intentar frenar la crisis financiera global, informó el primer ministro británico, Gordon Braun al término del encuentro.

Según el diario parisino Le Monde, se acordó que se pedirán medios y cooperación para el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Foro de Estabilidad Financiera y la Organización Mundial de Comercio.

Entre las principales discrepancias se contaban las del presidente francés, Nicolas Sarkozí, y la canciller federal alemana, Angela Merkel, quienes han reclamado la regulación del sistema financiero mundial y trazaron las que para ellos son líneas rojas, Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón creen prioritario el relanzamiento de la demanda con medidas de estímulo fiscal.

Así que, por ahora ya hay medidas para proteger al mundo de la crisis que SÍ afecta y no como dijo Alan García al afirmar que el Perú sería el único país inmune, el país blindado.

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