Ayer salió el Decreto Supremo 004-2009- TR el cual asegura que todas las trabajadoras del hogar que no deseen usar su 'ropa de trabajo' en lugares públicos no tendrán que hacerlo por ningún motivo y si se les obliga a ello se denunciará al empleador de discriminar así como a todas los espacios públicos donde se les prohiba el ingreso. Ante esto el Ministerio de la Mujer creará un organismo que sirva de escucha ante las denuncias de los trabajadoras del hogar para que de una vez se termine la discriminación racial de la que son víctimas.
Felizmente se puede decir que existen personas interesadas en cambiar la visión que se tiene de las trabajadoras del hogar, tal es el caso de la hija de Vargas Llosa, Morgana, la cual hizo una denuncia por discriminación a niñeras en dos clubes privados. Sin embargo, Rocía Santisteban en su Kolumna Okupa nos devuelve a una realidad mucha más cercana y cruel. La de las trabajadoras del hogar-generalmente de provincias- que desde pequeñas son enviadas a trabaja. Ese lado que no cambiará por más decretos y leyes que se den, ya que cuenta con autorización de los padres. El lado de la mentalidad.
Tenía 5 años. ¡¿Pero en qué puede trabajar una niña de 5 años?!(...)En el Perú ésta es una pregunta ingenua. Como me contestó hace un tiempo Victoria Savio, directora de Yanapanakusun, institución cusqueña, “puede pelar papas, cargar agua, barrer la cocina, dar de comer a los animalitos, limpiar los excrementos de los perros, jugar con los niños, incluso, lavarles la ropa”. La explotación infantil bajo el eufemismo “educar a la ahijada” se ha convertido en una excusa para la esclavitud.(...) Esa es la situación injusta de un país que dice crecer al tope anual en América Latina. ¿Quiénes son los muertos de nuestra felicidad?
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