La minera Doe Run, célebre por contaminar con el mayor descaro La Oroya y de sobrevivirdesde hace tiempo de las limosnas del Estado y de otras mineras (mientras su dueño es un multimillionario) ha llegado a su límite. Ha hartado a sus empresas acredoras y -cosa rara- al Estado.

Meses pasados cuando Doe Run estuvo a punto de colapsar llevándose consigo la economía de la Oroya tuvo la generosa ayuda de dos empresas locales quienes asumieron el crédito de 175 millones de dólares en condición de que la empresa ponga como garantía el 100% de sus acciones a nombrel del Estado Peruano.

Gran aporte, no sólo porque esto obliga a que Doe Run cumpla con el plan ambiental para el otorgamiento de créditos que tanto necesita, sino porque de no cumplirse el Estado sería el dueño de las acciones y nuevo administrador de la minera.

Pero, Doe Run fiel a su estilo ha salido a decir que ve "difícil" cumplir el pan ambiental. Como si este importante asunto podría ponerse en discusión, como si la vida de los niños inundados de plomo podrían ser canjeados por otros requisitos.

El Estado en un acto poco común, pero gratificante, ha asegurado que si Doe Run no cumple con las normas del cuidado del medio ambiente será sancionada.

Ahora lo único que queda es esperar que los bancos, las empresas prestamistas y el Estado cumplan con sus amenazas.